Hoy es viernes 2 de abril de 2020, como muchos días de esta semana al despertar mi primer pensamiento es el coronavirus, no la enfermedad en sí, sino cómo ha afectado la economía y mi trabajo específicamente.
Pienso que en este momento de la historia, para nada soy la única que al despertar pierde sus pensamientos en esta situación. Luego vemos las noticias y el resto del día no deja de ser un momento difícil tras otro, aunque a veces ni siquiera hace falta ver las noticias porque es probable que algún amigo, familiar o conocido de alguien cercano perdió su trabajo, le redujeron su salario a la mitad o no sabe si está a punto de perder su negocio, que probablemente sea su único sustento y el de otras personas más.
Si, efectivamente este es un momento duro que enfrenta la humanidad completa, una guerra con un enemigo invisible que de pronto está en todas partes y nos ataca a todos casi por igual.
Un enemigo que no vimos llegar, una situación en la que no nos imaginamos, una batalla en la que no nos vimos inmersos.
Supongo que todos pensamos que era algo allá en China, allá lejos, allá en sus mercados donde comen animales raros y sus prácticas de higiene son pocas, allá, donde pasan esas cosas, jamás aquí en Costa Rica un país tan pequeñito, jamás aquí en Estados Unidos un país tan potente, jamás aquí en Italia un país tan hermoso, jamás aquí en el resto del mundo.
Bueno, pues nos llegó y a casi todos nos está golpeando, a unos con más fuerza que a otros.
Pero esta situación difícil nos va a dejar mas enseñanzas que enfermedad, supongo que a todos de una u otra forma algo nos va a enseñar.
Algo como valorar más a la familia, a la pareja, a los amigos reales que vemos frecuentemente, a valorar el trabajo o al menos el ingreso que se genera con el, a valorar la salud para todos aquellos que están enfermos ya sea del virus o de una simple gripe, a valorar los paseos de un día o las vacaciones de fin de año, a valorar las salidas a comer, a valorar la libertad, a valorar la vida y a valorar hasta la muerte, porque aún en una situación tan dolorosa como despedirse por última vez de un ser querido, las pobres familias han tenido que hacerlo a la carrera, sin velar el cuerpo toda la noche y en un entierro con solo las personas más cercanas y manteniendo la distancia entre ellos mismos.
Es cierto que esta situación de encierro nos genera estrés, ansiedad e impotencia a muchos, principalmente a los que nuestro ingreso económico se ha visto afectado, porque se nos acaban las ideas o no logramos generar ninguna para evitar caer en crisis financiera. Pero algo tenemos que hacer, ¿qué? -Aún no lo sé, ¿cómo? - Es algo que sigo pensando.
Pero lo que sí sé es que esta situación va a pasar, ¿cuándo? no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que mientras tengamos vida tendremos que seguir luchando y aguantando para sacar adelante a nuestras familias, a nuestro hogar.
De esta guerra no podemos huir, tampoco podemos rendirnos, ni cambiarnos de bando, así que aunque todos los pronósticos estén en contra, el ser humano logrará sobrevivir porque está en su instinto y porque por primera vez en la vida de muchos, nos toca enfrentarnos a una situación más grande que nosotros mismos.
Pero aún con todo en contra, saldremos victoriosos, heridos probablemente sí, pero espero que más sabios y más humanos.
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